Almería es la segunda provincia que más crece en lo que va de siglo en España
Evolución demográfica almeriense
La provincia incrementa su población un 36,9% entre los años 2000 y 2018
El crecimiento no es armónico y 57 pueblos han perdido vecinos en ese periodo
En 2017 registra el crecimiento vegetativo más elevado del país
El nuevo documento Esenciales de la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas analiza la evolución de los habitantes en España en lo que va de siglo XXI y la primera conclusión a la que han llegado en este informe es que nuestro país logra en su conjunto superar el crecimiento vegetativo negativo aumentando el censo un 15,4%. Sin embargo, este aumento de la población española es muy dispar en las diferentes regiones y hay 13 provincias que pierden residentes en ese lapso temporal. Es más que evidente que el fenómeno de la despoblación del mundo rural persiste y en el año 2018, el 80% de personas vivía en municipios de más de 10.000 habitantes.
Un crecimiento que presenta graves variaciones por provincias y regiones teniendo a Guadalajara al frente de las mayores subidas en este periodo, con un incremento del 53,8%, seguida por Almería, cuyo tirón asociado a la natalidad y al fenómeno de las migraciones la han colocado en segundo lugar del ránking nacional en lo que va de siglo. La provincia crece en lo que va de siglo un 36,9%, por lo que consigue duplicar al conjunto del país que se queda en el 15,4%.
A continuación figuran Girona (34,7%), Baleares (33,5%) y Tarragona (33%). El documento de la Fundación BBVA destaca el caso de Guipúzcoa, que acumula un crecimiento más limitado (6,7%) pero es la única provincia que ha gana población en este periodo de forma ininterrumpida año tras año. En el otro lado de la balanza se encuentran, Zamora (-14%) y Orense (-10%), que presentan una despoblación continuada y más que preocupante. En total son 13 las provincias españolas que han visto mermado su padrón desde el año 2000 y hasta el 63,1% de los municipios del país han reducido su censo en este periodo.
El crecimiento poblacional de España enmascara, por tanto, una dispar evolución demográfica en el ámbito municipal, ya que el 63,1% de pueblos y 13 provincias han perdido habitantes en lo que va de siglo. El fenómeno de la despoblación se acentúa y, según el informe, durante 2018 la mitad de las provincias pierden residentes respecto al año anterior. Los pueblos de menos de 1.000 habitantes, que ya representan el 61,5% del total de municipios, son los que más vienen sufriendo el desplazamiento de sus vecinos y actualmente solo concentran al 3,1% de la población. Y en el otro lado hay un 80% de los españoles que vive en localidades de más de 10.000 habitantes.
Desgranando el caso de Almería en base a los datos del informe, no sólo figura como la segunda que más crece en términos relativos del país. También aparece como la provincia que presenta uno de los mayores crecimientos vegetativos año tras año, muy superior al de Guadalajara y en el último año, por ejemplo, sólo Ceuta y Melilla tienen mejor estadística. Con un saldo favorable de 3 por cada mil habitantes y un índice de recambio generacional de 1,08, Almería es una de las provincias más pujantes y dinámicas demográficamente de España.
El crecimiento vegetativo resultante de enfrentar el número de defunciones al de nacimientos fue negativo en más del 90% de las provincias del país, una coyuntura que Almería no ha sufrido en estos últimos 18 años en los que pasa de un censo de 518.229 habitantes (2000) a los 709.340 del último padrón, un crecimiento de 191.111 vecinos. Sin embargo, la evolución se ha concentrado en menos de la mitad de los municipios porque 57 de los 103 pueblos almerienses han perdido población en lo que va de siglo mientras que otros llegan a duplicar e incluso triplicar los que tenían. La provincia estrenó el siglo XX con 366.170 habitantes y hoy son 709.340 almerienses, 343.170 más, lo que quiere decir que en poco más de un siglo se ha duplicado la población.
El crecimiento se agudiza, sobre todo, a partir del año 2001 cuando se alcanzan los 536.731. Pero la distribución no ha sido armónica y hay localidades que durante las últimas décadas ven diezmado su padrón año tras año. Serón pasa en lo que va de siglo de 2.555 a 2.035 vecinos, Laujar de 1.833 a 1.538 y Fiñana de 2.537 a 1.992. El crecimiento, según el catedrático de Historia Económica de la UAL, Andrés Sánchez Picón, se ha ido concentrando en 30 kilómetros de la franja litoral mientras que las zonas rurales se vacían. La capital tenía 168.945 vecinos en el año 2000 y hoy cuenta con 196.851, El Ejido ha pasado de 53.008 a rozar los 85.000, Huércal de Almería de 6.766 a 17.418 y Roquetas crece en 50.000 residentes desde 44.370 de principios de siglo a 94.925 en la actualidad.
Arboleas, en el Valle del Almanzora, sorprende por el vertiginoso incremento del censo que ha experimentado en estas dos últimas décadas. En menos de dos décadas Arboleas triplica su padrón desde los 1.540 del año 2000 a los 4.586 del último censo. Los pueblos del Bajo Andarax, del entorno de la capital, también han experimentado un avance notable en esta franja siendo más acusado en el más cercano que es Huércal: Viator de 3.567 a 5.791 vecinos, Pechina de 2.763 a 4.018 y en el Benahadux de 2.814 a 4.357.
En el segmento de localidades más pequeñas no todos retroceden y hay ejemplos de remontada: en Alsodux el padrón ha aumentado de 104 a 133, en Laroya de 107 a 159 y en Partaloa de 384 a 1.055, este último incremento ligado a la llegada de residentes británicos como ocurre en Arboleas. Pero la dinámica entre los núcleos con menor población es negativa por lo general. El informe Esenciales pone de manifiesto que la mitad de los pueblos deEspaña están en peligro de extinción. En Almería ya están por debajo del millar de habitantes 51 de 103 municipios y una treintena no llegan a los 500 vecinos.
La despoblación se está agudizando a lo largo del siglo XXI y pone en riesgo tanto el equilibrio demográfico como las actividades primarias y agroalimentarias que son claves para el funcionamiento de las economías locales. Y no es un fenómeno único en España, sino que sigue el esquema de otros países de Europa. Para superar el problema de esta desproporción demográfica, el estudio propone activar económica y socialmente las zonas clave para su repoblación, dotarlas de los servicios necesarios, fomentar el emprendimiento, la generación de empleo y la digitalización del medio rural.
La mitad de pueblos por debajo de los 1.000 habitantes
La demografía almeriense se está concentrando en los municipios del litoral. Y mientras la población se desplaza paulatinamente hacia la costa, el interior se muere y hoy sólo da cobijo al 25% del censo de la provincia cuando en el pasado siglo albergaba a más de la mitad de los almerienses. Ocho de cada diez partos en la actualidad se dan en el área metropolitana (capital y alrededores) y en los municipios del Poniente. La Almería en la que no nacen niños sufre en silencio una despoblación paulatina que ya ha puesto en grave riesgo a 37 municipios siendo más de la mitad de los 103 de la provincia los que están por debajo de mil vecinos en el último padrón. Se cierran líneas y colegios cada curso y se pierden concejales por el retroceso de los censos, 16 en las municipales de mayo.
El éxodo rural se agudiza en las comarcas de Los Vélez, el campo de Tabernas (Filabres), el Valle del Almanzora y Alpujarra y se ha convertido en prioridad de la legislatura que recientemente ha echado a andar en la Diputación. Hace unos meses puso en marcha la estrategia Empleo Joven contra la Despoblación con subvención de 1,2 millones de euros orientada a fijar la población en el territorio para que no tengan que dejar sus pueblos. El pasado verano se constituyó la Asociación de Municipios en Defensa del Desarrollo Sostenible y contra la Despoblación con una veintena de localidades. Todos se han puesto el mono de trabajo con el objetivo de frenar un fenómeno demográfico y territorial que se inició en España a principios del siglo XX, según recoge el informe Esenciales de la Fundación BBVA, como respuesta a un modelo de industrialización, que ofrecía mayor creación de empleo, competitividad e ingresos en las ciudades y, por consiguiente, una mejor calidad de vida.
El envejecimiento y el crecimiento vegetativo negativo, derivados de la salida de personas jóvenes en edad de trabajar, hacen que la despoblación persista y sea un proceso que va más allá del flujo de población de las zonas rurales a las urbanas. En cuanto a las migraciones, el análisis muestra que el movimiento interprovincial de extranjeros ha suavizado este saldo negativo de los españoles en aquellas provincias más castigadas por la despoblación. Los autores del estudio achacan parte de la pérdida de habitantes al problema de la natalidad y al alto envejecimiento de la población.
Las consecuencias de la combinación de la caída de nacimientos frente a mayores defunciones, junto a un recambio generacional cada vez más deteriorado, retroalimentan la despoblación y contribuyen a que la dinámica se perpetúe. En la provincia, por ejemplo, en Benitagla, Alsodux y Beires no nace un crío desde la década pasada y según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística de 2016 un total de 14 municipios de la provincia no tuvieron ningún nacimiento. Fueron Alcudia de Monteagud, Alicún, Alsodux, Bacares, Bayarque, Beires, Benitagla (su último parto es de 2007), Bentarique, Íllar, Partaloa, Rágol, Senés y Velefique.
Sánchez Picón: “Almería vive su mejor momento de la historia”
“Almería es un laboratorio de gran interés para los sociólogos e investigadores de las ciencias sociales en general porque tiene los comportamientos tanto de las ciudades y zonas más dinámicas del país como los de la España vaciada”, asegura el catedrático de Histórica Económica de la UAL, Andrés Sánchez Picón. El análisis de décadas de progreso demográfico y socioeconómico es su principal foco de investigación y en sus trabajos expone algunas de las claves de este impetuoso crecimiento poblacional. “Ha sido una evolución demográfica muy peculiar. Almería roza los 300.000 habitantes cuando nace como provincia en 1833 y llega a los 400.000 en 1981. Tarda 150 años con un crecimiento bajísimo vinculado a la elevada proproción de emigrantes hasta los setenta. Sin embargo, cambia la dinámica por completo y durante los últimos cincuenta años vive un aumento de población muy superior al del resto de provincias”. De hecho, Sánchez Picón considera que en las últimas décadas y todavía hoy “Almería está viviendo su mejor momento demográfico de la historia”, una consecución que se vincula a su cambio de rol. Ahora es provincia receptora, tierra de inmigrantes, pero no sólo de otros países, sino también del resto de provincias del país. “Es la época en la que más personas que no han nacido en la provincia viven aquí”. Y, en este sentido, el catedrático añade que el saldo migratorio favorable desde los años setenta hasta hoy, con la única excepción de 2012 por la crisis, ha propiciado una mayor tasa de natalidad, lo que hace que el crecimiento vegetativo sea positivo. “La inmigración ha rejuvenecido la pirámide poblacional de la provincia y es uno de los motores de su crecimiento reciente”. De tierra de emigrantes a provincia de oportunidades.
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