Almería bombardeada

Un patrimonio perdido

Entre todos los bombardeos efectuados en la capital, fue el de la escuadra alemana del 31 de mayo de 1937 el que más víctimas y daños materiales tuvo

Muchos edificios civiles sufrieron daños.
Muchos edificios civiles sufrieron daños.
Maribel García Sánchez - Licenciada en Historia del Arte

12 de mayo 2019 - 05:03

En la pasada Guerra Civil, Almería sufrió serios y trágicos daños en su Patrimonio Histórico-Artístico y en su Urbanismo. Se saquearon e incendiaron numerosos edificios, siendo en su mayoría perteneciente al Patrimonio Eclesiástico, que era la riqueza artística más sobresaliente que albergaba en aquel fatídico período, aunque también tenemos que destacar edificios civiles (muy conocidos en nuestra ciudad) que sufrieron innumerables daños.

Una de las causas de esos daños fueron debidas a los constantes bombardeos a los que se vio sometida la ciudad, quedando al final de la contienda en un lamentable estado.

Entre todos los bombardeos efectuados en la capital, fue el de la escuadra alemana del 31 de mayo de 1937 el que mayor repercusión tuvo y más víctimas y daños materiales ocasionó.

El Gobierno Civil de Almería realizó el 7 de febrero de 1938, un informe sobre los principales bombardeos efectuados hasta esa fecha en Almería.

Comenzamos con el del 7 de noviembre de 1936, donde sobre las doce horas, un hidro-faccioso arrojó varias bombas de escasa potencia sobre la fábrica de fluido eléctrico, fábrica del gas y otros lugares, ametrallando los depósitos de la CAMPSA e incendiándolos. El día 8 del mismo mes, sobre las 9:30 de la mañana, el Crucero Canarias cañoneó los depósitos de la CAMPSA, incendiándolos de nuevo.

En los primeros días del mes de enero de 1937, a las diez de la mañana, se efectuó un ataque aéreo que arrojó una bomba de escasa potencia en el andén de la estación, y el día 6 de enero (Día de Reyes) de 1937, sobre las dos de la madrugada, la aviación arrojó tres bombas en las cercanías de la estación ferroviaria.

El 12 de febrero de 1937, sobre las 19 horas, cinco trimotores arrojaron alrededor de unas 40 bombas graduadas de gran potencia, causando grandes desperfectos entre los que cabe destacar el Teatro.

Cervantes y viviendas particulares

El 17 de abril del año crítico de 1937, a las tres de la madrugada, un aparato arrojó varias bombas en la estación, destruyendo entre otros desperfectos el taller de pintura y de chatarra.

El 27 de mayo, a las 14 horas, una escuadrilla atacó al acorazado Jaime I, arrojando bombas y causando desperfectos en el puerto. Los días siguientes continuaron los bombardeos al Jaime I. El quinto ataque, efectuado el día 30 a las 19:30, arrojó entre 14 y 16 bombas de gran potencia, cayendo en el muelle algunas de ellas.

Banco de España.
Banco de España.

Pero será sin duda fue el bombardeo del 31 de mayo de 1937 el que sembró de pánico a nuestra ciudad, quedando calles y viviendas entre montones de tierra. Un panorama desolador que fue calificado como el bombardeo más terrible al que fue sometida la ciudad. Los cañones procedían de cinco barcos de la escuadra alemana de Hitler. La causa alegada por los alemanes, parece ser que fue el ataque sufrido por el acorazado de bolsillo “Deutschland” en la rada de Ibiza, perpetrado por aviones republicanos. El 29 de mayo de 1937, el buque alemán sufrió los bombardeos de dos aeroplanos procedentes de Valencia.

Las represalias de Hitler se centraron en Almería. El bombardeo sobre la ciudad se efectuó a las 5.45 de la mañana, cesando el ataque a las 6.50. Se efectuó por medio del sistema de abanico y parábolas. Además de los obuses disparados por los buques alemanes, se lanzaron granadas rompedoras graduadas, que explotaban a cierta distancia.

Tras el bombardeo, perecieron treinta y una víctimas, y otras muchas quedaron heridas. Numerosos edificios de la capital quedaron derrumbados a causa del ataque. Cuarenta y nueve casas quedaron completamente destruidas y más de cien resultaron con desperfectos de consideración. Un proyectil cayó en la Catedral y otro en la Iglesia de San Sebastián. El bombardeo, que empezó en la parte baja de la ciudad, Puerto, Pescadería, Iglesia de San Roque y Rambla de la Chanca, se extendería a toda la ciudad hasta tocar en la parte alta: Plaza de Toros, Cruz de Caravaca y aledaños del cementerio.

Tras el cruento bombardeo alemán perecieron treinta y una personas

Entre los daños causados en algunos de los edificios destacan la rotonda del Banco Español de Crédito, que quedó completamente destruida. También la dependencia de depositaria del Ayuntamiento, el archivo y otros departamentos. En la calle Alcalde Muñoz y más concretamente en la Iglesia de San Sebastián, penetró otro proyectil, y otro obús atravesó la Escuela de Artes y Oficios (hoy Instituto de Enseñanza Secundaria “Celia Viñas”).

El brutal ataque a Almería se manifestó en una gran protesta, destacando su repercusión a nivel nacional e internacional, siendo lo más lamentable los graves daños y secuelas que dicho bombardeo dejó en nuestra ciudad.

Estación de ferrocarril.
Estación de ferrocarril.

La casa que fue de D. Emilio Pérez Ibáñez y actual sede de la Delegación del Gobierno de la Junta de Andalucía, se encuentra situada en la prolongación del Paseo y es el tipo más característico de vivienda burguesa de la segunda mitad del siglo XIX, adoptando todo el conjunto un carácter palaciego. En el siglo XX, tras diversas reformas interiores, el edificio quedó convertido en Casino Cultural. A causa de los bombardeos, el edificio sufrió el destechado de varias habitaciones y el agrietado de los muros, amenazando derrumbarse gran parte de él e igualmente, al ser ocupado desde el primer momento, fue objeto de destrozos de consideración en las diferentes estancias.

El Casino, fue incendiado parcialmente el 21 de julio de 1936, y posteriormente bombardeado por parte de la Aviación Nacional, sufriendo graves daños. Sus sótanos fueron desprovistos del revoco y revestimiento, y una de las cancelas de nogal que tenía el edificio fue destruida tras el incendio. Igualmente, el revestimiento de las habitaciones destinadas a tocador de señoras y los damascos que tapizaban el salón principal de las fiestas, resultaron muy deteriorados. La cornisa del edificio quedó muy maltratada, y la cristalería interior casi totalmente destruida por los bombardeos.

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