ALHAMA DE ALMERÍA. El tesón de unos visionarios

Almería/El apellido Salmerón permanece indisolublemente unido al pensamiento liberal desde el siglo XVIII. Y a su vez al municipio de Alhama de Almería, al que durante una época la adjetivaron con tal patronímico, posterior al más antiguo de La Seca. Es su referente ético e intelectual. Representado singularmente en las figuras de los hermanos Nicolás y Francisco Salmerón y Alonso. Sin embargo, ahora es momento de dejar testimonio de otros alhameños quienes con tesón, esfuerzo e ilusión hicieron resurgir, a imagen del Ave Fénix, el esplendor perdido del pueblo uvero entre el río y la montaña.

Desde sus orígenes civilizados, Almería ha ligado su prosperidad al agua que brota de la madre Tierra. No en vano los primeros pobladores de la hoy provincia se asentaron en lugares donde el preciado líquido se ofrecía generoso: de fenicios y romanos a la cultura musulmana y cristiana. No obstante, la Naturaleza necesita de la mano del hombre que optimice los recursos disponibles.

Los Decididos

Alhama ya no es la Seca,

que eso pasó a la historia

pues gracias a los Decididos

agua tenemos de sobra

La Comunidad de Regantes “Los Decididos” fue definitivamente formalizada ante notario en enero de 1972. Cinco vecinos con la consideración de ilustres configuran su historia desde el inicio. Los que formaron la primera junta directiva de la Sociedad Civil Particular creada en octubre de 1961 tras una asamblea celebrada en el Cine Nicasio: Manuel Amate Rodríguez, presidente (fallecido nonagenario, en su honor la carretera del Molino lleva su nombre), Juan Calvache Carmona, Juan Orta Martínez, Manuel López Pelayo, dos vocales y José Antonio Picón García, el más joven de ellos y secretario hasta 1976.

El mínimo caudal de agua disponible por entonces lo monopolizaban dos entidades antagónicas, propietarias de la Fuente y Balsa Principal y la de Los Olivillos. En pública subasta, ambas ofertaban tandas de riego a precios inasequibles para la inmensa mayoría de agricultores. De ahí el abandono de las tierras y la emigración forzada. Fue entonces cuando el “decidido” grupo se aplicó en buscar soluciones a aquellos que “solo podían regar las plantas con su sangre”. Convenientemente asesorados, comenzaron las perforaciones. Tras las primeras fallidas, por fin el sondaje en la Cuesta de Juan Pascual -término de Alicún- dio sus frutos: ¡La Deseada aforó un caudal de 50 litros/segundo!

Ello justifica que el vecindario en masa acudiera en romería hasta dicho paraje en una noche agosteña de 1969. A esta siguieron otras en El Umbrión (La Leona), La Latera y El Cementerio. El “milagro” se había producido al tiempo que el futuro agrario de Alhama quedaba asegurado al recuperarse la otrora frondosa Vega. Justo es por tanto proclamarlo y fijar el nombre de los pioneros. A los que debemos sumar la práctica totalidad del pueblo que había adquirido con gran sacrificio acciones (400) al precio de 100 pesetas mensuales.

Ínsula de Gatuna

En la Alhama del parral y baños termales (de donde deriva su topónimo: al-Hamman), aledaña a la carretera de Alicún que sinuosa lleva al Marchal de Antón López y desciende a El Parador roquetero, se extienden las 80 has. del predio familiar “Gatuna”, propiedad desde la década de los años setenta del empresario José Antonio Picón García y de su esposa, Dolores Martínez García, padres a su vez de María y Ana. De humilde cuna, creció exponencialmente: alcalde, pregonero, benefactor del Municipio, fundador de 24 empresas (con miles de puestos de trabajos creados), miembro del Consejo Social de la UAL, Hijo Predilecto de la Villa (la calle en que nació lleva su nombre), presidente de la Cámara de Comercio, etcétera.

La acequia de Gatuna (Alta y Baja) recorre la espléndida finca que dispone de casa-cortijo convenientemente equipada: caballerizas, almazara, bodega, capilla bajo la advocación de Santa Ana, cenador, placita de toros, canarieras, escudo, himno y bandera. Un placentero vergel en la estribación de la sierra agreste, en el que abunda el monte bajo de especies aromáticas, pinos, almendros, viñedos y olivos. Poseedora de una variada fauna, donde la perdiz roja y el conejo se erigen en protagonistas; razón por la que resulta especialmente atractiva como reserva cinegética. Goza de un salutífero clima e íntimos y acogedores rincones. Francisco Jover y Tovar fue su primer propietario a finales del siglo XIX