Hasta 60 llamadas en una hora: no aceptó que su pareja rompiese con él
Tribunales
Una juez de Almería le ha impuesto un total de 120 días de trabajos en beneficio de la comunidad por coacciones y amenazas
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Almería/No aceptó la "negativa rotunda" a volver con él de la que había sido su pareja sentimental y eso le ha costado ser condenado a un total de 120 días de trabajos en beneficio de la comunidad por coacciones y amenazas.
Se trata de un vecino de la provincia almeriense que durante su juicio reconoció que a partir del mes de agosto de 2019, llamó de manera "insistente" a la víctima, llegando a realizar hasta 60 llamadas en una hora.
Algo que provocó que la mujer terminase por bloquearlo, aunque ello no impidió al procesado seguir llamándola desde un número de teléfono oculto.
El propio acusado admitió que ante esta negativa a volver con él, llegó a manifestar a la víctima en varias ocasiones que "la mataba" como "estuviera con otro hombre", además llamarla "hija de puta, cabrona" o manifestarle era la persona "más mala" que había conocido.
El último episodio protagonizado por el hombre tuvo lugar sobre las cinco menos cuarto de la tarde del 4 de noviembre de 2019, cuando su expareja se encontraba en su segunda residencia en compañía de un arquitecto, con el que se había reunido "por motivos profesionales".
El acusado se presentó "sorpresivamente" en este inmueble y llamó de manera insistente a la puerta, aunque la mujer no abrió. Sin embargo, el procesado llegó a abalanzarse sobre el arquitecto y, tras golpearlo "violentamente", se marchó del lugar.
Sin embargo, regresó pocos minutos después, golpeó de nuevo la puerta exigiendo a la víctima que la abriese y rompió las macetas de la entrada, hasta que finalmente llegó al lugar la Guardia Civil.
De esta forma, ha sido condenado a 60 días de trabajos en beneficio a la comunidad por un delito de coacciones en el ámbito de la violencia sobre la mujer, por el que también se le impone una orden de alejamiento de 500 metros durante cuatro años.
La misma pena le corresponde por un delito continuado de amenazas leves en el ámbito de la violencia sobre la mujer, que conlleva una segunda orden de alejamiento de 500 metros, en este caso durante tres años.
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