500 años de la Catedral de Almería: "Tiene un pasado esplendoroso y un futuro brillante"
Evento especial
La gala de Diario de Almería unió música y recuerdos para celebrar a la Iglesia Mayor de la ciudad
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No hubo una tarta con velas para soplar, pero lo que Diario de Almería celebró en la noche del viernes fue un cumpleaños, el de la Catedral de la Encarnación de Almería, única en su género, al haber sido concebida con una doble función, la de Iglesia Mayor de la ciudad y de fortaleza de la misma ante los piratas berberiscos. Edificada con un estilo arquitectónico a medio camino entre el Gótico y el Renacimiento, en la velada del 4 de octubre de 2024 se celebraban 500 años exactos de la colocación de la primera piedra.
Cómo hemos cambiado. La música llenó el imponente silencio de los asistentes a la gala, celebrada en el claustro del recinto catedralicio. Un recorrido de la Orquesta de la Universidad de Almería por los ritmos de estos cinco siglos de historia se llevó la gran ovación de la jornada. La soprano se camufló entre el público para una experiencia inmersiva y el repique de las campanas acompañó con gusto la música clásica. De Mozart al almeriense Manuel del Águila.
Hubo, junto a la música, palabras. Frases retrospectivas, de aliento y de gratitud. Los buenos deseos los puso el nuncio de Su Santidad para España y Andorra, Bernardito Auza. “Adelante a por los próximos 500 años, el Señor os bendecirá”, pidió, invitando a caminar hacia el milenio de historia.
El Mediterráneo, a no demasiados metros de distancia, bañó la gala de referencias. La primera la dijo Monseñor Antonio Gómez Cantero, obispo de Almería. “Al lado del mar hay un faro y es la Catedral”, arrancó. Tenía que aprovechar que por allí, sentada en la primera fila de asientos, estaba Rosario Soto, presidenta de la Autoridad Portuaria. “Vamos a seguir haciendo que la Catedral siga siendo un faro de fe, cultura y unidad”, recalcó Gómez Cantero, quien aprovechó para hacer balance del Año Santo Jubilar por el V Centenario de la Catedral de la Encarnación, que se cierra en la tarde de este domingo con un acto de clausura.
Ya Rosario Soto había realizado en su discurso una apuesta por querer involucrar más al Puerto de Almería, vigilante del mar, en la vida de la ciudad. “Estamos haciendo un esfuerzo mastódontico de intrgrar el Puerto con la ciudad y va a ser una integración urbanística, social y cultural”, dijo. Soto bromeó con Gabriel Amat, alcalde de Roquetas de Mar, presente en el acto, y le sugirió que quizás, algún día, la ciudad del Poniente almeriense podría tener su Catedral. Un anhelo que quedará recogido para cronistas futuros en estas líneas.
Hubo quién miró al futuro lejano y quien lo hizo al más inmediato. José Céspedes, rector de la Universidad de Almería, quiso desear suerte a la orquesta, empezando por quien empuñó el timón, Juan José Martín. Luego, se remontó a tiempos pretéritos. “Tenemos una historia reciente pero no somos ajenos a los valores de nuestra ciudad”, dijo, antes de afirmar que “el Sol de Portocarrero nos une, ilumina la sabiduría y el conocimiento”.
A la historia ya se había remontado Antonio Lao, director de Diario de Almería, en su discurso, el primero de la noche. Para él, la construcción del templo catedralicio fue “un golpe en la mesa de un visionario para dar paso de una ciudad que acababa de ser reconquistada a un tiempo de modernidad, de desarrollo, de búsqueda de prosperidad y de identidad en una España que daba sus primeros pasos como concepto de nación”.
Le siguió la alcaldesa de la ciudad, María del Mar Vázquez, quien dejó una de las frases de la noche. “No hay que medir las catedrales por la altura de sus torres, sino por la profundidad de las convicciones de las personas que las soñaron, que las construyeron y que dieron sentido con sus oraciones. Para la regidora, es fundamental “conservar y proyectar” el legado de cinco siglos de historia para el futuro, tarea en la que compromete al Ayuntamiento que dirige.
Y para el cierre, palabras del ‘padre’ del suplemento que en la mañana del viernes se encontraron en su kiosco. El cronista de la ciudad, Antonio Sevillano, defendió la trascendencia del manuscrito. “En la historia del Periodismo almeriense jamás se ha abordado un tema tan ambicioso como este suplemento”, espetó. 500 años en 48 capítulos de una obra “que merece ser leída”. Servidor, autor de estas líneas que tocan a su fin, solo puede darle la razón.
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