2025, el año de Franco (VII): ¿Qué dictadores extranjeros fueron acogidos por Franco?
Cultura
En España algunos dictadores fueron recibidos por Franco durante los años de la dictadura
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La historia del siglo XX está repleta de dictadores que gobernaron con mano dura en diversos rincones del mundo. La mayoría fueron derrocados o expulsados de sus países. Muchos de esos tiranos fueron acogidos con los brazos abiertos por el régimen franquista, otro dictador que no fue ni derrocado ni expulsado y murió todavía en el poder tras 36 años de totalitarismo.
Ante Pavelic (1889-1959) ejerció el poder en Croacia con especial crueldad. Bajo su dictadura se puso en marcha un programa de limpieza étnica que provocó la muerte de cientos de miles de serbios, judíos, gitanos y opositores croatas. En 1945, tras la II Guerra Mundial, fue derrocado, pero logró huir e inició un periplo que le llevó a Austria, Italia y Argentina. Pero fue en España donde encontró su refugio definitivo. Murió en Madrid en 1959 y está enterrado en el cementerio de San Isidro.
En ese mismo cementerio yacen los restos de Fulgencio Batista, el dictador cubano que fue derrocado por Fidel Castro, el 31 de diciembre de 1958. Esa misma noche, Batista cogió un avión que le llevó a Santo Domingo, después recaló en Madeira y finalmente se instaló en Marbella, donde vivió hasta su muerte por infarto en 1973.
Marcos Pérez Jiménez gobernó Venezuela entre 1952 y 1958, cuando fue derrocado y huyó a Ciudad Trujillo, la entonces capital de Santo Domingo. Luego consiguió llegar a Estados Unidos, pero fue extraditado y devuelto a Venezuela, donde pasó unos años en la cárcel. A finales de los sesenta, tras ser liberado, se instaló en España. Vivió en La Moraleja y murió en Alcobendas en el 2001 a los 84 años.
Las novelas de Mario Vargas Llosa “La fiesta del chivo” (Alfaguara) y de Manuel Vázquez Montalbán “Galíndez” (Anagrama) harán muy difícil, por no decir imposible, que el mundo olvide la crueldad de Rafael Leónidas Trujillo. El dictador dominicano fue asesinado y enterrado en su país en 1961. Sus hijos consiguieron exhumar el cuerpo y enviarlo a París donde fue inhumado de nuevo en el cementerio de Pére-Lachaise. Más tarde, los restos de Trujillo fueron desenterrados de nuevo y llevados a Madrid. El sangriento dictador yace ahora junto a Franco en el cementerio de Mingorrubio.
Historia real. Fotos falsas
Hace casi dos décadas, dos nuevas fotografías trucadas de la entrevista celebrada entre Francisco Franco y Adolf Hitler en Hendaya (Francia) en 1940 fueron encontradas en el Archivo Fotográfico Histórico de la Agencia EFE, durante el proceso de recuperación y digitalización. Las dos fotos fueron distribuidas en España el 23 de octubre de 1940 y, aunque no falsean la historia, son resultado de un montaje.
En una de ellas, sobre la imagen original de la estación de Hendaya, de la que se conserva el negativo y en el que el andén está vacío, aparecen literalmente “pegadas” sobre él las figuras de Franco y de Hitler, junto con la de un militar alemán.
En la otra, Franco y Hitler pasan revista a una unidad de tropas alemanas. En la foto obtenida del negativo Franco aparece con los ojos cerrados, y en la que se difundió tiene los ojos abiertos, al haberse pegado otra imagen de su rostro sobre el original.

La imagen no falsea los hechos históricos, ya que, como muestra la fotografía, los dos dictadores pasaron revista a las tropas en la estación francesa y levantaron el brazo como saludo, tal y como se en otra instantánea auténtica.
En el año 2000 fue encontrada otra foto, también trucada, de este momento histórico muy similar a esta última. En ella, sobre unas imágenes de los dictadores originales fueron pegadas otras distintas completas, así como la de dos militares que aparecen detrás.
El montaje se realizó posiblemente para dar mayor realce a los dictadores, ya que en la imagen auténtica procedente del negativo Franco aparece con los ojos medio cerrados y sin saludar brazo en alto y en la de Hitler hay también pequeñas diferencias. Además de los rebordes, consecuencia del “pegado” de las figuras, en esta foto se puede apreciar que Franco lleva en su uniforme la Medalla Militar española, en lugar de la Cruz del Águila alemana, que era la que de verdad lucía.
Tras su paseo militar por Francia, para Hitler era primordial asegurarse el control de Gibraltar con el objetivo de derrotar a Gran Bretaña en el transcurso de la Segunda Guerra Mundial, y vio en Franco a un colaborador necesario para llevar a cabo su estrategia de conquista.
A las 15:20 h. del miércoles 23 de octubre de 1940 hacía su entrada en la estación el Erika, el tren oficial en el que viajaba Hitler desde París. Por su parte, el convoy en el que iban Franco y sus colaboradores llegó con ocho minutos de retraso.

El encuentro en Hendaya, único que celebró Franco con el dictador alemán, era un especial objetivo de Hitler que pretendía conseguir que Franco entrara en la guerra de una forma abierta. Franco no se comprometió realmente a nada y, en varias ocasiones, Hitler manifestó –refiriéndose a aquella entrevista- que “hubiera preferido que me arrancaran todos los dientes antes que negociar con aquel hombre”. Franco, que comenzó por llegar tarde a la reunión respondía a las peticiones del dictador alemán con evasivas en ocasiones y con peticiones de armamento, alimentos y combustible en otras. Al final de la reunión Hitler no consiguió nada de lo que pretendía, aunque durante un tiempo mantuvo la esperanza de que Franco se comprometería con las fuerzas del Eje.
Los trabajos de digitalización del archivo han permitido descubrir numerosas fotografías de la memoria histórica de España, muchas de las cuales han sido dadas a conocer en libros y en exposiciones.
Como curiosidad a tan importante encuentro se sabe que Adolf Hitler y Franco eran aliados y hasta existen imágenes donde interactúan. ¿Cómo se comunicaban? ¿El dictador español sabía alemán? ¿El genocida alemán sabía español? ¿Tenían un traductor? ¿O se comunicaban por gestos? Se comunicaron mediante traductores. Concretamente Álvarez de Estrada, Barón de las Torres como traductor de alemán para Franco y Gross como traductor de español para Hitler.
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