La ruta de losvolcanesy lasflores

El Parque Natural Cabo de Gata-Níjar cuenta con una ruta de restos de volcanes erosionados por los ríos, el viento y el mar que se combinan con el preciosismo de sus playas y sus aguas cristalinas

La ruta de losvolcanesy lasflores
La ruta de losvolcanesy lasflores

Ahora que ya ha pasado el verano y el Sol todavía "pica" en estos días aún templados, es tiempo de seguir disfrutando de las distintas rutas que la provincia de Almería nos tiene reservadas para que se queden en nuestras retinas.

Es una época adecuada también para elegir un rincón y acercarse a la naturaleza y hoy vamos a escoger una ruta que fue premiada como 'Mejor Producto de Turismo Activo' convocado por la feria Fitur y la revista 'AireLibre' en la categoría de Naturaleza.

El vulcanismo calco-alcalino que le dio forma al Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar hace que sus costas posean una vegetación muy particular. La riqueza florística que poseen sus parajes es enorme. El Ayuntamiento de Níjar puso en marcha una iniciativa de turismo activo llamada 'Rutas, volcanes y flores'. La idea es combinar la riqueza biológica del Cabo de Gata con el preciosismo de sus playas y sus aguas cristalinas.

Comencemos reseñando que el macizo volcánico más importante de la Península Ibérica es la Sierra del Cabo de Gata. Dada la antigüedad del macizo, hasta nosotros no han llegado volcanes propiamente dichos, sino restos erosionados por los ríos, el viento y el mar. De todas formas, el paisaje que hoy podemos disfrutar mantiene una gran variedad de rocas, estructuras propias del vulcanismo y caprichosas formas por la erosión.

Esta ruta la comenzamos desde fuera de la Sierra, en el famoso Hoyazo de Níjar. Podemos llegar allí por una pista que sale de la autovía Almería-Murcia, justo donde arranca la variante que lleva a la población de Níjar. Pese a su forma de cráter, el Hoyazo no es un volcán sino el resto de un edificio volcánico submarino que se erosionó y sobre el que crecieron arrecifes coralinos. Cuando emergió del Mediterráneo, la erosión fluvial hizo el resto, formando un curioso valle circular sobre el que se elevan los arrecifes fósiles. Sus rocas volcánicas son las dacitas de color gris, salpicadas aquí y allá por un hermoso mineral rojo y redondeado: los granates que dieron fama al lugar.Nos dirigimos ahora a San José, en el Parque Natural del Cabo de Gata seguiremos nuestra ruta por la franja costera que va desde la playa de los Genoveses hasta la torre de la Vela Blanca. Son 6 ó 7 kilómetros de paseo a pie por las calas, dunas, playas y acantilados, que pueden tomamos igual número de horas. Existe una pista que lleva de San José a la Vela Blanca, perfectamente practicable en bicicleta que está cerrada por una verja en su extremo sur. No obstante, es recomendable disfrutar a pie y con tiempo suficiente de este buen paseo.

Ruta a pie, dejamos el coche.Partiremos de la maravillosa playa de los Genoveses. El tono oscuro del Morrón se debe a la andesita, una roca volcánica muy común en esta zona. Si seguimos por la acera del acantilado, llegamos al final del promontorio y nos encontramos con unas blandas paredes blancas; son cenizas y tobas de algún volcán submarino proyectadas por sus explosiones. Volvemos atrás hacia unas tierras de labor con abundantes pistas y tomamos un camino que sale de ellas y sube a unas lomas contiguas al Morrón, dejando luego unas fascinantes calas, en el acantilado sur de la cala principal podemos apreciar una serie de capas volcánicas que nos cuentan la pequeña historia de la actividad volcánica del área. De abajo a arriba vemos: cenizas endurecidas con algún bloque andesitico, luego aglomerados de la misma roca y arriba del todo las coladas andesiticas con sus típicas columnas de enfriamiento. Esto nos demuestra que el antiguo volcán empezó a erupcionar muy violentamente, con muchos gases que producían enormes y continuas explosiones, pero que luego se fue calmando y al final salía la lava con relativa tranquilidad. Por un camino que trepa por lo alto del acantilado, andamos y disfrutamos de las vistas que nos ofrece el Mediterráneo, hasta llegar a la playa del Barronal. Al final de ésta se encuentra un gigantesco filón volcánico vertical, donde el magma solidificó en una enorme grieta dentro del volcán, sin llegar a derramarse al exterior. Al otro lado afloran las bases de las columnas de enfriamiento, dándole aspecto de muralla ciclópea. Seguimos por esta nueva cala y a su fin volvemos a tomar un camino ascendente que pasa junto a la hermosa y frágil duna rampante de Mónsul y bajamos a la playa de este nombre. Aquí el mar ha erosionado los acantilados de aglomerados andesiticos y los ha convertido casi en una obra de Antoni Gaudí. El paseo por estas socavaduras y cornisas, hasta llegar casi de improviso a la ensenada de la Media Luna, nos fascina y nos asombra, haciéndonos reflexionar sobre la enorme cantidad de explosiones y avalanchas que se producirían en las erupciones de hace millones de años. Desde esta ancha playa, pasaremos por fantásticos lugares hasta llegar a un cabo en forma de lomo de ballena, bellísimo al atardecer: la Punta Redonda. Sobre una base de cenizas y tobas blancas fluyó una espesa colada de lava andesitica, que se enfrió rápidamente originando las columnas de mayor altura de la zona. Poco más allá, otro promontorio nos cierra definitivamente el paso y ya no es posible seguir caminando a la orilla del mar. Se trata de un poderoso filón de dacitas, las mismas rocas del Hoyazo, pero de color rojizo debido a la meteorización debida al agua y al aire. Tendremos que volver atrás, casi hasta la ensenada de la Media Luna por la pista que sube a la Vela Blanca, escarpados cerros de andesitas nos muestran agujeros y covachas excavados por la erosión: son taffoni, típicos de las rocas volcánicas gruesas, que se disgregan con relativa facilidad. En la Vela Blanca termina nuestra ruta. Desde allí contemplamos un paisaje volcánico riquísimo en formas que nos hablan de la eterna lucha entre la energía interna de la Tierra, que crea el relieve, y la energía solar que, moviendo el aire y el agua, lo destruye.

Volvemos al coche, seguimos hasta Rodalquilar.

Volviendo dirección Almería y saliendo en dirección Los Escullos-Rodalquilar continuaremos la segunda parte de nuestra ruta por un recorrido que nos lleva por una zona de gran valor geológico. Hacemos nuestra primera parada en la Majada Redonda (486 metros de altitud) es la caldera volcánica más representativa y visible de Cabo de Gata-Níjar. Como resultado, el material volcánico está presente en la mayor parte del espacio. Por ejemplo, en el centro de la caldera emerge un promontorio rocoso de lava solidificada desde el que se observa la estructura circular de dicha formación, después de coger nuestro coche hacemos nuestra primera parada en Los Escullos, a la derecha de la carretera. En esta barriada observaremos los Dos Frailes, antiguo volcán emergido, compuesto por dos formaciones de unos 8 millones de años.

Entrando por el cruce de la carretera de Los Escullos giraremos a la izquierda en la zona de aparcamiento. La formación volcánica de la Duna de Los Escullos, una duna oolítica fósil, desde donde tendremos una vista panorámica de Los Frailes, dos antiguos volcanes. Para realizar actividades submarinas, en Cala del Embarcadero (praderas de posidonias). Para llegar a ella continuaremos a pie por la carretera de Los Escullos, girando a la izquierda según salimos de la zona de aparcamiento. Tras unos minutos se llegará a una pista de tierra que nos llevará a la cala. En este punto encontramos la batería de San Felipe fortificación defensiva de gran valor.

Desde aquí parte una ruta a pie que nos lleva hasta la Cala del Peñón Blanco en La Isleta del Moro, donde podremos ver formaciones volcánicas.

Saldremos de Los Escullos y seguiremos dirección Rodalquilar-La Isleta del Moro. Más adelante se llega al cruce que nos conduce a La Isleta del Moro, a la derecha de la carretera. Cala del Peñón Blanco. Donde podremos ver disyunciones columnares de interés volcánico. Se accederá a ella girando a la izquierda inmediatamente antes del cartel de mirador a la entrada del pueblo.Mirador de La Isleta del Moro. Es un punto muy importante de observación de las formaciones volcánicas de esta zona del Parque Natural, ya que permite ver desde un lugar privilegiado Los Escullos y Los Frailes.Saliendo de La Isleta del Moro y girando nuevamente a la derecha en el cruce, seguiremos dirección Rodalquilar hasta llegar al Mirador de la Amatista que es una fantástica contemplación de litoral volcánico, a vista de pájaro. Por último llegamos a Rodalquilar donde se recomiendan visitar las instalaciones mineras que se encuentran junto a la Casa de los Volcanes. También es interesante ver el pueblo viejo, las antiguas casas de los empleados de las minas, y como no visitar el Jardín Botánico 'El Albardinal'.

stats