El rapto de Anne Bonny triunfa en el Puerto de Roquetas: "Los niños salen con una sonrisa"

Roquetas de Mar/Este verano, el Puerto de Roquetas ha tenido un inquilino muy teatral. Juanma Torres y su elenco de actores han sumergido a todos los que han querido en la historia de Anne Bonny. “Vienen muchos niños y todos salen con una sonrisa”, explica el responsable de esta representación, que con la llegada de septiembre se restringe a dos días por semana, martes y jueves, a las seis de la tarde. “Arte dramático puro” que provoca “el mejor dinero y el mejor aplauso que te puedes llevar”, la sonrisa de un niño.

Juanma lleva toda la vida relacionado con una de sus pasiones, el cine, trabajando como actor en diversas representaciones. El fílmico es un sector clave en la economía almeriense, especialmente con las clásicas películas del oeste, rodadas en el entorno de Tabernas. En su nueva aventura le está yendo especialmente bien. “Este verano hemos estado a tope, hemos tenido que hacer dos embarques”, rememora. “Ha sido un pelotazo”, rememora.

La idea es aprovecharse del turismo que apuesta cada año por Roquetas, en un flujo que es constante y que no abarca exclusivamente la época estival, para acercarles a este barco teatralizado en el que se explica una historia “totalmente real, puedes buscarla en Google” y que ha conquistado a Juanma.

Sin los actores ni el público no sería posible esta obra, aunque falta un integrante más en la ecuación. Se llama José Francisco Pérez y es capitán de barco. “Juanma lo borda. Los niños disfrutan, se sorprenden, y los padres disfrutan con ellos”, cuenta. Está atracado, aunque no tardará en poner en marcha su goleta. Da cuatro viajes para que roqueteros y visitantes disfruten, durante una hora, de las bondades que el Mediterráneo deja en Almería. Pueden ir dirección Aguadulce o Las Salinas, según el estado de la mar.

Al barco, que comprara hace trece años en Cádiz, lo mima como si fuera su hijo. “Fácil no es, dependes mucho del barco y eso te ata con una cadena”, cuenta sobre la parte más sacrificada de su trabajo, un apartado que es más duro que en otras embarcaciones porque “el mantenimiento de una goleta clásica es continuo”, lo que le lleva a perderse buena parte de los momentos en familia.

Todo lo malo lo disipa el paisaje que tiene a su alrededor. “El barco ha estado en Cádiz, Málaga y ahora llevamos cuatro años en Roquetas. Aquí se va a quedar”, dice quien se siente maravillado por esta ciudad del Poniente almeriense.