Grúas, andamios y escombros 'invaden' el Castillo de Vélez-Blanco: una joya renacentista en obras
Patrimonio
Un paseo por el interior del castillo del Marqués de Los Vélez deja ver cómo avanzan los trabajos para devolver a la fortaleza-palacio a su esplendor
El Festival de Música Renacentista y Barroca no podrá celebrar conciertos este año en el patio de honor
Más de cinco razones para visitar el Festival de Música de Vélez Blanco
Tan solo con mencionar Vélez Blanco cualquiera piensa inmediatamente en su impresionante castillo renacentista, símbolo del municipio y de toda la comarca. Es, junto a la Alcazaba, el monumento más visitado de la provincia de Almería, y el escenario más bello de los que acogen los conciertos del Festival de Música Renacentista y Barroca de Vélez Blanco. Sin embargo, este año no sonará la música entre sus centenarios muros de piedra.
Los andamios, garruchas, palas, picos, capazos y cascos ocupan ahora las diferentes estancias del palacio-fortaleza, lo que hace imposible la celebración de conciertos. Pero no es una mala noticia, ni mucho menos, porque eso significa que las obras van avanzando a buen ritmo para conseguir recuperar el esplendor que el castillo tuvo antaño. Ahora mira al futuro para volver a ser lo que fue en el pasado.
Seguro que la música volverá al patio, quizás ya cuando se haya instalado en él la réplica del original que habita en el Museo Metropolitano de Nueva York.
Por el momento el castillo de Vélez Blanco está inmerso en la primera fase del proyecto de rehabilitación integral, cuyas obras comenzaron en enero. Consisten en el refuerzo y restauración de materiales para garantizar la salvaguardia y conservación de la arquitectura “original” situada en la zona defensiva en torno a la torre del homenaje y sus aledaños, así como la sala de los tiros, las torres albarrana y de la yedra; y de la zona palacial en torno a las salas nobles del triunfo y de la mitología y sus aledaños, salas del oratorio, armario, cubos miradores, y de la entreplanta del tocador y de las damas. Las obras de rehabilitación se centrarán en adecuar instalaciones de uso y funcionamiento, que permiten la visita pública y la puesta en valor de la mayor parte de las salas del castillo.
Un paseo por el palacio, que permanece abierto al público, permite ver el avance de las obras y captar imágenes que pasarán a la historia: la torre del homenaje vestida con un enorme andamio, la galería-mirador ocupada por las plataformas y tubos metálicos sobrantes, los salones llenos de escombros y los grandes ventanales tapados con enormes plásticos traslúcidos de aspecto fantasmagórico.
En el patio de honor, una gran lona muestra imágenes de cómo será este cuando recupere su aspecto original, gracias a una réplica que construirá la Junta de Andalucía. Pero eso será en una segunda fase de las obras.
Hace apenas unos días, el consejero de Turismo, Cultura y Deporte, Arturo Bernal, visitó el castillo y aseguró que “esta intervención se basará en el principio de veracidad histórica y reproducirá mediante mecanizado a partir de escaneados 3D el atrio renacentista y su escalera principal. Este proyecto ya está redactado y saldrá a licitación a inicios de 2025”. El presupuesto de esta segunda fase superará los tres millones de euros.
El Castillo de Vélez Blanco recibió más de 32.000 visitantes durante el año 2023 —y casi 9.000 en los primeros cuatro meses de este año—. A pesar de que estos días no acogerá conciertos, seguro que muchas de las personas que asisten al festival subirán a la fortaleza para visitar y conocer una de las joyas del patrimonio almeriense. Durante el verano abre de miércoles a domingo de 10:00 a 14:00 y de 17:00 a 20:00 horas, con entrada gratuita.
El Castillo de Vélez Blanco fue construido a comienzos del siglo XVI por el primer marqués de Los Vélez, Pedro Fajardo y Chacón, y constituye una obra maestra de la arquitectura y escultura del primer Renacimiento en España.
Recoge la influencia del Quatroccento italiano, aunque cuenta con peculiaridades de tradición hispanomusulmana;el patio es irregular y carece de simetría, además de tener la entrada al patio en esquina.
A pesar de su esplendor en la Edad Moderna, en el siglo XIX fue abandonado y, más tarde, expoliado. En 1904 el atrio renacentista fue desmontado, comenzando un viaje que lo conduciría hasta Nueva York, para formar parte de la vivienda particular del magnate George Blumenthal en el céntrico Park Avenue. Tras la muerte de éste, fue instalado en el MET, donde hoy es una de las salas más visitadas.
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