Jaime Riba, de 'La que se avecina': “Al principio dudaba de si podría hacer reír a la gente"
Entrevista
El actor almeriense está de moda tras el estreno de la 13ª temporada de ‘La que se avecina’, donde interpreta a Giorgi
Un actor almeriense en La que se avecina
Jaime Riba (1992) ha vuelto a casa unos días. Descansa en Vera del ajetreo de Madrid. Le encanta vivir en la gran ciudad, pero reconoce que necesita desconectar de vez en cuando y bajar cerca del mar. Sin embargo, pasear por Vera, o por Garrucha, ya no es como antes. Ya no pasa tan desapercibido. Su papel de Giorgi en ‘La que se avecina’ lo ha metido en el hogar de millones de españoles que siguen la serie desde hace más de una década. Ese es el gran salto que esperaba tras curtirse durante años en obras de teatro y musicales.
–Hace más de un mes que se estrenó la 13ª temporada de ‘La que se avecina’. ¿Cómo ha sido el recibimiento de la serie y de tu personaje, Giorgi?
–Muy bueno, curiosamente. Y digo eso porque nos prepararon a los actores nuevos para enfrentarnos a la exposición, a la posibilidad de recibir muchísimo “hate” de una parte del público. Al final los personajes nuevos somos como los intrusos. Pero al revés, ha ido muy bien. Creo que la gente tenía claro que hacía falta un cambio en la serie y lo han acogido bastante bien. Con mi personaje, Giorgi, que además empieza poquito a poco, he pasado de que algunos me digan “no me gusta” a que de repente todo sea “amamos a Giorgi, nos gusta muchísimo”. Ha estado muy bien, la verdad.
–Muchísima gente ve ‘La que se avecina’. ¿Notas que te reconoce ya la gente por la calle, ahora que has venido a Almería?
–Sí, pero es curioso cómo la gente se comporta de forma distinta aquí y en Madrid. Allí, la gente te para menos, pero notas más el cuchicheo. De repente, si vas por Gran Vía, con otras 50.000 personas alrededor, y al pasar notas que alguno se gira y se queda mirando. Aquí en Almería la gente es más natural y te lo dicen directamente. Por ejemplo, vas a comprar a la tienda y estás pagando y te sueltan: “por cierto, me encantas en la serie”. Es curioso.
–¿Cómo surgió la oportunidad de llegar a esta serie?
–Fue de una forma totalmente inesperada. Creo que no podría ser de otra manera, porque esta serie lo es todo el rato. Me llamó mi representante y me dijo que había un papel que me podría ir bien, pero curiosamente no era el que finalmente me quedé. En ‘La que se avecina’ me vieron para saber dónde ubicarme, si les cuadraba. Creo que les gusté mucho en el casting, sobre todo a Araceli Álvarez, que es una de las guionistas, y al final entré con el papel de Giorgi. Cuando lo leí, me dije “me encanta” y creía que podría aportar mucho al personaje.
–¿Cómo es el rodaje, el día a día?
–La serie es muy loca (ríe). Es muy difícil de grabar, porque son muchos personajes y tramas. Además hay muchos ingredientes añadidos que son mucha locura: de repente entra un caballo, aparece una con un cuchillo, cae una maceta… Coordinar todo eso es una locura. Yo salía cada día del rodaje reventado, como si me hubiera peleado con alguien… Pero es que verdaderamente me había peleado con todos los vecinos. Pero lo he disfrutado mucho.
–Nacho Guerreros (Coque en la serie) decía que los horarios además eran complicados porque la entrada al edificio se graba en un patio con luz natural, es decir, que si es de noche hay que grabar de noche…
–Es más duro por el tema de los horarios pero creo que merece la pena. Por ejemplo, cuando me enteré de que ‘Aquí no hay quién viva’ era un plató fue como “guau”. Con Montepinar, poca gente ponía en duda que el exterior fuera exterior. Ahora, no te puedes imaginar la cantidad de gente que te pregunta que dónde está el edificio. Dan por hecho que es real. Está tan bien hecho que se nota hasta las manchas de la lluvia de años, aunque lógicamente no ha llovido. Es bestial. Por eso alucinan cuando se enteran de que es un decorado.
–¿Cómo ha sido la relación con tus compañeros de trabajo?
–Con unos he tenido más relación que con otros, pero no por congeniar, sino porque coincides más en la grabación. Pero todos son maravillosos. Los antiguos, actores, equipo técnico, directores y guionistas, nos han acogido de maravilla. Creo que los nuevos nos hemos integrado muy bien, yendo a por todas y apostando por la serie. Lo único que queremos es aportar.
–Has hecho mucho teatro y musicales, pero quizás no tanta comedia. ¿Cómo afrontas el reto de tener que hacer reír a la gente?
–Creo que todos tenemos inseguridades y una de las mías es que no me veía tanto en comedia. Aunque lo cierto es que últimamente he trabajado mucho este género. Yo venía del drama y siempre me he sentido muy cómodo ahí. De hecho había directores que me decían que hacía muy bien eso: construir personajes dramáticos, conseguir personajes frágiles que empaticen con el espectador. De repente me presentan papeles de comedia en teatro y me preguntaba si realmente sería gracioso. De repente, veía que la gente empezaba a reírse, así que pues resulta que sí (sonríe), algo debo de tener para que se rían. Esos papeles en teatro me han servido para llegar seguro a ‘La que se avecina’. Porque llegar sin haber hecho nunca comedia a una serie como esta hubiera sido una locura.
–Tienes una trayectoria ya, pero has hecho cosas que ve menos gente. ¿Se nota el vértigo de enfrentarse al gran público?
–He disociado mucho en todos los aspectos. Fue todo muy precipitado, así que tampoco me dio tiempo a prepararme mentalmente, y creo que eso juega a mi favor. Soy muy fan de ‘Aquí no hay quién viva’, ‘La que se avecina’ y de los hermanos Caballero y su trabajo. Creo que hacen un trabajo brutal. Tengo un amigo, director, que decía que conseguir hacer un trabajo en el que te puedas autohomenajear con tributos de tus propias series, es brutal. Ellos lo han conseguido. Así que cuando llegué a la serie no me planteé que estaba con “La Cuqui”, Amador o el Recio, sino que me puse a trabajar. El día del estreno, por ejemplo, había mucho ruido sobre lo que pasaría, pero cuando la vi en Telecinco me sentía como si fuera un vídeo de Youtube que yo había hecho y podía parar en cualquier momento. Pero luego te dices: “te están viendo dos millones de personas ahora mismo, más los de Amazon”. Es una locura. El otro día, por ejemplo, hice un directo de TikTok y se conectaron 1.200 personas y te preguntas que de dónde ha salido toda esa gente.
–¿Has visto los capítulos antes o no has podido hasta que no salen en Amazon?
–No he visto el resultado final hasta que se han estrenado, excepto el primero, que lo vimos todos en la premiere. A mí, personalmente, no me gusta verme. Hay directores que odian que los actores se vean en el combo de grabación. Creo que era Scorsese el que ponía retrovisores para ver si alguno miraba y entonces lo despedía. Otros directores, sin embargo, sí que te preguntan si quieres ver las imágenes, como si fuera “La isla de las tentaciones” (bromea). Yo intento no verlas, porque no he conseguido llegar a ese punto en el que puedo limpiar todo lo que no es importante para el actor y centrarme en la labor actoral. A veces lo he conseguido, pero otras no. Cuando veo las imágenes en combo, inconscientemente estoy más atento a si salgo feo, si me veo más gordo… Juegan las inseguridades. Creo que para mí no es bueno, porque en ese momento tengo que estar centrado en el trabajo actoral y conseguir llegar a ciertos puntos. Lo que sí hago es que cuando sale el capítulo el jueves a las 12 de la noche, veo mis escenas y hago un repaso de cómo estoy. Ya al día siguiente veo el capítulo entero.
–¿De cara al futuro, qué nuevos proyectos tienes?
–En los próximos meses vienen muchas cosas, pero están aún un poco encima de la mesa. Tengo el podcast de Bloopers!, que está funcionando extremadamente bien y me gustaría mucho hacer una segunda temporada. Pero ahora mismo estoy centrado 100% en ‘La que se avecina’. Para el año que viene aún no está confirmado quiénes vamos a estar, pero espero que sí, y de ser así voy a estar casi todo el año trabajando en eso. Pero estoy abierto a todos los proyectos que puedan venir. El otro día me decían que me iban a proponer un papel pero pensaron que quizás no lo querría pero era solo una frase… ¡Pero propónmelo, que yo lo que quiero es trabajar! (ríe). Pero bueno, sí que hay cosas encima de la mesa y a ver si las puedo compaginar todas.
–Después de hacer mucho teatro y ahora televisión, ¿te gustaría algo de cine?
–Me encantaría. De hecho, Navidad es una época muy buena para hacer contactos, porque las productoras hacen muchas fiestas y he notado que ahora me llaman más para que vaya. He conocido a gente maravillosa. Soy muy amigo de Fran Granada, que es un director brutal y que ha trabajado con gente como Jedet, Samantha Hudson o Rosi de Palma. Él está haciendo muchas cosas y quiere contar conmigo. Es como mi director fetiche y yo su actor fetiche. Y también he conocido gente joven que está trabajando muchísimo, como Kiko y Javier Prada, David Hebrero, los de Atlántica Films, con gente muy joven, o Mina El Hammani, la actriz de ‘Élite’, que también tiene su propia productora… Me encantaría trabajar con todos ellos, gente joven que tiene tantas ganas de hacer cosas como yo y tantas buenas ideas.
–¿Qué es más importante en este mundo: el talento o los contactos?
–Teresa Osuna, mi representante, que es una persona maravillosa que me ha ayudado muchísimo (estoy en ‘La que se avecina’ gracias a ella), siempre dice que hay que estar en presencia sin agobiar. Es una cuestión de naturalidad. Cuando voy a una fiesta o una cena no voy a venderme. No es cuestión de llegar y decir: “Hola, ¿qué tal? Contrátame”. Tienes que tener la idea de que un actor es un trabajador más y que puedes aportar cosas que no van a hacer otras personas, al igual que otros pueden aportar cosas que tú no, por tu forma de ser o lo que sea. Entonces, cuando voy a una cena voy a pasarlo bien, relacionarme, hablar de cine o de otras cosas que no tienen nada que ver. Ahí salen las relaciones. Creo que lo primero para trabajar con alguien, ya sea actor, director o productor, es admirarle y que te de confianza. Todo eso tiene que llegar de una forma natural.
–De dónde eres no suele importar cuando no eres relevante, pero cuando te haces famoso empieza la disputa. En tu caso, sobre si eres de Vera o de Garrucha. ¿De dónde es Jaime Riba?
–En realidad es curioso. Me considero extremadamente almeriense, a pesar de que no tengo acento y eso choca a alguna gente. He vivido aquí 17 años hasta que me fui a estudiar a Granada y luego a Madrid, pero mi familia vive aquí. Mi DNI pone que nací en Los Gallardos, pero no sé ni si llegué a vivir allí, pero mis padres sí. De hecho, creo que mis dos primeros días de vida fueron en Turre. Pero nací en Almería, en el hospital, claro. Realmente vivo entre Garrucha y Vera. Mis padres son profesores en Garrucha, hice mi vida allí, y luego mis dos últimos años aquí fueron en Vera, en bachillerato. De hecho, mis amigos son de Vera. Mi casa está en Vera Playa, pero la acera de enfrente ya es Garrucha. ¿De dónde soy? Es que no lo sé. Hubo una broma con mis amigos cuando salió todo el tema de la que se avecina y en Diario de Almería publicasteis que nací “entre Garrucha y Vera” y ellos se reían porque decían que había nacido en Las Buganvillas, en el vivero. Lo cierto es que los ayuntamientos y la gente de Vera y Garrucha siempre me ha tratado genial, así que me siento de los dos sitios.
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