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Un dulce clásico, que vuelve a estar de moda en las confiterías de toda la provincia
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Las tradicionales son de chocolate o blancas, aunque la tendencia actual es buscar nuevos sabores como pistacho, ferrero, yema...
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Es uno de los lugares más apreciados para comprar las palmeritas, por lo cremoso de un chocolate que tiene un sabor inigualable. Esta confitería y pastelería situada en pleno Barrio de los Ángeles (Calle Inglés), también destaca por otros dulces que gustan mucho a los clientes como los cruasán o las tartas.
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La variedad de palmeritas que tiene la Panadería Del Águila es variada, destacando por supuesto las de chocolate, pero también hay de dulce de leche, oreo, lottu, rafaello... Un lugar agradable para desayunar o tomar café por la tarde, ya sea con acompañamiento dulce o salado. Está ubicada en la Calle Antonio Muñoz Zamora, en la Vega de Acá.
Uno de los clásicos de la confitería almeriense, cuyas palmeritas de chocolate no fallan a sus clientes. Su carta de confitería es larga, con dulces artesanos y un ambiente familiar para disfrutar de un buen café con una palmerita de un sabroso chocolate. La Dulce Alianza cuenta con tres locales: Paseo de Almería, Avenida de la Estación y Avenida Cabo de Gata.
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Todos los dulces que elaboran Mónica y José Luis, pero la palmerita de chocolate XXL es una locura. Es uno de los establecimientos más carimásticos del Barrio de Torrecárdenas, situado en la calle Doctor Domingo Artés, por los buenos dulces que allí se venden y por el fantástico trato que se dispensa. Además, a su lado está la peña de fútbol Milhojas, donde los futboleros pueden disfrutar del ambiente futbolero con una buena palmerita de chocolate en su plato. Sus Roscones de Reyes, además, son también de los mejores de Almería.
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El chocolate de estas palmeritas tiene un sabor que cuando uno las prueba, se engancha. Asociada al pionono granadino, Casa Ysla abrió sus puertas hace poco años en la Rambla de Almería [debajo de las Jesutinas] y tomar un café con una de sus palmeritas es uno de esos 'vicios' que un almeriense debe permitirse. Pero además, la carta de dulces es larga, por supuesto también con el pionono como estrella.
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De Premio Guinness. Aunque no es una clasificación oficial, el chocolate de las palmeritas de la Panadería Hortensia siempre es el preferido en las fiestas dulces tipo cumpleaños, comuniones, quedadas de amigos... Está situada en Calzada de Castro, con unas pocas mesas en su interior para hacer una parada para café y dulce. En Navidad, es un sitio clásico para los Roscones de Reyes.
Dulces de los de toda la vida, palmeritas de chocolate con sabor artesano. Es chocolate del bueno, del que hay que masticar bien para sacarle todo el sabor. Por supuesto, apetece quedarse en su salón de la Calle Castelar, para acompañarla de un café. Además de palmeritas, cuenta con un amplio surtido de dulces clásicos como chinitos, susos, cruasanes, ensaimadas, merengues... Como curiosidad, en su interior tiene una réplica del tradicional cañillo de agua de la Puerta Purchena.
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Otras palmeritas que no pueden faltar en esta lista. Que se lo pregunten a los clientes que cada día llenan sus mesas o a la gente de diferentes pueblos de la provincia, que vienen expresamente a la Avenida de la Estación o Calzada de Castro a comprarlas. Además de los dulces y de los helados veraniegos, el trato tan agradable de los trabajadores hacen del establecimiento un sitio imprescindible.
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Dejando atrás el centro de la ciudad, los barrios también tienen grandes confiterías. En La Cañada (Calle Real), Guada es un buen ejemplo. Su vitrina es amplísima, con una variedad de dulces que apetece probarlos todos. Muy recomendable su palmerita de chocolate, con un buen café o un te en su coqueto salón. Y si lo que apetece es más salado que dulce, sus tostadas de tortilla de calabaza o présules no dejan a nadie indiferente.
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Es una pequeña bollería de barrio, concretamente del Barrio de San Vicente, pero merece la pena desplazarse expresamente a comprar una de sus palmeritas de chocolate. Por su tamaño, su sabor y por lo tiernas que están. En la carretera de Viator a El Alquián, este humilde barrio que no pilla de paso para casi nada cuenta con un dulce tesoro gastronómico, que también vende otros productos de panadería y bollería.
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