“La mejora vegetal es el corazón de la agricultura”
Fruit Attraction
Entrevista a Antonio Villarroel, director general de Anove, que habla sobre los beneficios y retos de futuro de uno de los pilares del sector
Pregunta.-¿Por qué la mejora vegetal es el primer paso de la agricultura?
Respuesta.-Pues mira ésta es una muy buena pregunta y tiene mucho sentido. Todo el trabajo que hacemos los obtentores de semillas, de plantas, no es nada más que continuar con el trabajo que han venido haciendo los agricultores desde hace miles de años. Todo esto comienza justamente con un proceso de selección y de domesticación de las plantas y de los animales, agricultura y ganadería. Durante años, los propios agricultores, con las semillas que tenían a mano, fueron seleccionando: ésta parece que va mejor, estas plantas son mejores, estos frutos tienen más calidad... Cuando empieza el desarrollo de la ciencia, se empieza a descubrir las leyes de Mendel, de la genética, automáticamente eso, en vez de hacerlo ya los agricultores, pasa a mano de los mejoradores. Al principio son sólo agricultores un poco más especializados, pero en torno al 1.800, se crean las primeras empresas de semillas. Se trata de una hiper especialización de la agricultura; por eso decimos siempre que nosotros somos el corazón de la agricultura.
P.-¿Qué beneficios tienen agricultor y productor de toda esta mejora?
R.-En el momento en que empezamos a aplicar todos esos métodos científicos, se produce una situación completamente diferente. Primero porque se aumentan los rendimientos de una manera espectacular, sobre todo en los cultivos en los que depende la alimentación: el arroz, el maíz, el trigo y la soja. A partir de los años 50 se produce la revolución verde, el CIMIC descubrió unos genes que aumentaban la producción de las espigas y lo que hicieron fue literalmente multiplicar por cuatro la producción que tenía el trigo en Japón. Un país pobre como la India, por ejemplo, que tenía un problema de carencia, ahora mismo exporta trigo. Otro efecto es el maíz. Con el descubrimiento del maíz híbrido, se ha pasado de producir mil kilos por hectárea a más de 20.000 kilos por hectárea, es decir, hemos multiplicado por 20, el rendimiento que había. Otro argumento fundamental es que hemos conseguido mejorar la presentación de los productos, la calidad, y sobre todo, hemos conseguido también desestacionalizarlo. Hemos incrementado el período de producción. Antes se comía tomate en verano y punto, pero hemos conseguido desarrollar variedades que se cultivan en invernadero, en invierno, y que han permitido que podamos tener una oferta de alimento a lo largo de todo el año. Y el último argumento fundamental del aporte de la mejora genética, es el tema de las resistencias a enfermedades. Cuando tú intensificas la agricultura y creas cultivos mucho más grandes, se lo ponemos en bandeja a los animales e insectos que viven allí. ¿Cómo manejamos las plagas? En un primer momento se desarrollaron los fitosanitarios, pero tienen un problema de residuos, los consumidores están preocupados. La mejor manera de abordar el problema de las plagas es desarrollando variedades que sean resistentes y, por tanto, no necesiten la utilización de productos fitosanitarios. El 80% o el 90% de la producción es con lucha biológica.
Ahora tenemos la edición genética: el CRISPR. Se trata de una tecnología revolucionaria”
P.-Todos estos beneficios son fundamentales para abordar uno de los problemas acuciantes del momento: alimentar a la creciente población.
R.-El problema es que cada vez tenemos más presión sobre los alimentos. Encima el cambio climático nos está afectando muchísimo y más nos va a afectar cada día. Tenemos que producir más, tenemos que producir mejor y con más respeto al medio ambiente; es como una cinta del gimnasio que se va acelerando cada vez más. El problema que tiene Europa es que tiene unos criterios de precaución, que son muy restrictivos y que además no tienen ninguna justificación científica. Hace ya bastantes años que se descubrió que podemos mejorar genéticamente los cultivos. Las organizaciones ecologistas levantaron una serie de alarmas a toda la población, cuando ya llevamos más de veinte años utilizando los transgénicos a gran escala en todo el mundo y no ha habido ningún problema. Es decir, todas esas alarmas de que se iban a producir efectos en la salud, nada. Sin embargo, en Europa siguen estando prohibidos cultivarlos, aunque sí está permitido importarlos. Ahora tenemos una tecnología nueva, que es la edición genética, el CRISPR. Es una tecnología revolucionaria, que va a permitir acceder a los genes de la planta y editar aquél que no esté funcionando correctamente. Esto ya se está utilizando en medicina, más de la mitad de las enfermedades que tenemos se sabe que tienen una base genética, incluidos muchos cánceres. Las plantas son iguales que una persona. Esta tecnología, que es además súper precisa, es una revolución y ya está siendo adoptada en el mundo entero, pero en Europa seguimos discutiendo cómo se tiene que regular. El problema que tenemos es que el resto del mundo, salvo Nueva Zelanda y Sudáfrica, lo va a adoptar y nosotros no lo produciremos, pero lo compraremos. Esto le resta competitividad a la agricultura europea, si no valoramos lo que hacen nuestros agricultores, nos vamos a quedar aquí, como en un museo. Cada vez tenemos menos herramientas, cada vez es más difícil. No podemos perder la marcha de la innovación, vamos a dejar a nuestros agricultores desarmados y hay centenares de miles de familias que viven de la agricultura y millones de personas que se alimentan gracias a ella. El gran reto que tenemos es saber presentar, saber explicar el valor que tiene la agricultura y pasa por atender a las demandas estéticas que tiene el consumidor con respecto al producto y al campo.
El ‘modelo Almería’ es eficiente, produce una cantidad de alimentos por metro cuadrado superior a otras zonas”
P.-¿Qué futuro tiene la mejora vegetal?
R.-El futuro creo que va a ser una nueva revolución en cómo seamos capaces de mejorar las plantas para cultivar en la agricultura. Pero primero necesitamos que esas regulaciones que vigilan todas las garantías sanitarias, fomenten también la producción. Gracias al CRISPR, vamos a tener la capacidad de entrar con un bisturí de precisión y sólo cambiar el gen que se necesite, quedándose el resto exactamente igual. Con esta herramiento y con conocimientos, creo que podemos ser perfectamente capaces de resolver los retos que tenemos, sobre todo porque el modelo hacia el que tenemos que marchar, con esa presión de población y de demanda al mismo tiempo, tiene que ser respetuosa con un mundo cada vez más sostenible. Es lo que se llama la intensificación sostenible. Si desarrollamos un modelo de producción como tiene Almería, que es un modelo eficiente, vamos a ser capaces de producir una cantidad de alimentos por metro cuadrado infinitamente superior al de otras zonas. Es más eficaz producir muy bien en una zona definida y preservar la biodiversidad del resto de la superficie, como repito, es el caso de Almería, que para cultivos tiene una superficie inferior al 20%.
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