"El consumidor tiene derecho a saber dónde se ha producido la miel"
Ángel Díaz. Responsable de Apicultura de COAG
Denuncia que España está inundanda de miel china que entra a un precio por debajo de su coste. Reclama que sea obligatorio que en la etiqueta figure el país de origen.
ÁNGEL Díaz, apicultor sevillano de 45 años, es el responsable nacional del sector apícola de COAG. De familia ganadera, gestiona desde principios de los 80 una explotación familiar de 600 colmenas situada entre la serranía de Cádiz, Grazalema, Ronda y el Bajo Guadalquivir. Como apicultor y como representante de sus compañeros en una organización profesional agraria, Ángel Díaz lleva una primavera muy movida luchando, por un lado, con el Ministerio de Agricultura, que no ha querido acceder a que en la etiqueta se informe al consumidor de la procedencia de la miel -y así se ha confirmado ya en Consejo de Ministros- y, por otro, con la Junta de Andalucía, que sacó una ayuda agroambiental para la apicultura que ha provocado hasta una manifestación en las puertas de la Consejería de Agricultura, pero que finalmente ha sido corregida en algunos de los aspectos que demandaban los apicultores.
-¿Han sido bien recibidos los cambios que ha hecho la Consejería de Agricultura en la orden de agroambientales que afecta a la apicultura?
-Nos satisface que haya corregido los errores que tenía la orden, tal y como COAG Andalucía había señalado. La ayuda tiene más sentido si se adapta a la realidad del sector.
-Ustedes no tenían problema con la cuantía de las ayudas sino con algunos requisitos que les parecían completamente inaceptables. ¿Cuáles eran?
-Nosotros no podíamos estar de acuerdo con el hecho de priorizar la concesión de la ayuda por la localización de las colmenas en un momento determinado. La apicultura andaluza es mayoritariamente trashumante y como tal se debe entender. El planteamiento podía ser válido para las explotaciones estantes, las que dejan fijas sus colmenas y nos las mueven en busca de floraciones, pero era injusto para las trashumantes. Tampoco compartíamos la obligatoriedad de que los apicultores tuvieran que trabajar obligatoriamente con un sistema informático que desconocen para la localización de las colmenas. Afortunadamente, esto se ha cambiado.
-Estas ayudas son importantes para el sector, que además parece que no está pasando por sus mejores momentos. ¿Cómo son las expectativas de esta campaña?
-Este año se está consolidando como muy malo en producción de miel y polen. La primavera, escasa en lluvias y con unas temperaturas extraordinariamente altas, ha provocado que las floraciones sean muy cortas y ha tenido como consecuencia una producción prácticamente nula. Para las floraciones de verano las previsiones no son más halagüeñas.
-Además de factores coyunturales -como es la sequía de esta primavera o el excesivo calor-, la apicultura tiene otros problemas estructurales como pueden ser las nuevas enfermedades que aquejan a las abejas y el coste que supone luchar contra ellas. ¿Se puede decir que es un sector en peligro?
-Se puede afirmar que es un sector muy condicionado por factores externos (mala climatología, problemas sanitarios ligados al uso de insecticidas, incremento de costes de producción en años de baja producción...) que debe contar con un apoyo y reconocimiento de la sociedad, valorando el trabajo de polinización que realizan las abejas de los apicultores, ya que sin el trabajo de estos profesionales se podría producir un déficit de polinizadores, con consecuencias difícilmente imaginables.
-El Gobierno se ha negado a obligar a que en las etiquetas de la miel figure el país de procedencia de la misma como ya hacen otros países de la UE como Italia, Polonia o Grecia. ¿Por qué es tan importante para el sector esta diferenciación?
-Porque España, al igual que la UE, es deficitaria en cuanto a producción de miel. Sacamos menos miel de la que consumimos, con lo cual estamos obligados a importar. Pero esta situación no debe servir, como está ocurriendo, para que España sea la puerta de entrada en Europa para la miel de mala calidad y todo el mercado español se inunde con esta miel mientras que nuestra producción, que es excelente, se exporta a Centroeuropa, todo ello sin que el apicultor perciba un mejor precio. Además, el consumidor tiene derecho a que en la etiqueta se le indique de forma clara cuál es el país productor de la miel que consume. Con el texto "mezcla de mieles procedentes de la UE y fuera de la UE" se permite una ambigüedad que va en detrimento de la información del consumidor.
-Desde COAG denuncian que estamos inundados de miel china a la que califican de "baja calidad". ¿Qué diferencia hay entre esa miel china y la que se produce aquí?
-Cuando consumimos un alimento, en este caso la miel, que se ha sacado en un entorno cercano, sabemos que se ha obtenido cumpliendo las normas de producción vigentes, tanto en materia sanitaria como de derechos sociales, y por supuesto cumpliendo unas normas de calidad. Esto no lo podemos asegurar en el caso de las mieles chinas, que además entran en España con los precios más bajos de toda la UE, muy por debajo de los costes de producción.
-¿Cómo puede averiguar el consumidor que compra un tarro de miel de dónde procede la misma y en qué condiciones se ha obtenido?
-Con la actual normativa, el etiquetado sólo tiene que precisar si es miel de la UE, de fuera de la UE o mezcla de ambas. Poner el país de procedencia es opcional. La gran mayoría de las mieles que hay en el mercado están etiquetadas como mezcla de mieles procedentes de la UE y no procedentes de la UE, pero sin precisar el tanto por ciento, con lo cual con un 1% de miel europea y un 99% de miel china ya se puede etiquetar así. Para contribuir a una diferenciación clara, el sector espera como agua de mayo la publicación por parte de la Consejería de Agricultura del decreto que regulará la venta directa del productor, en la que los apicultores deben tener un papel destacado.
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