El agua de riego, nuestro recurso más preciado

Anuario de Agricultura & Alimentación 2024

El agua es nuestro recurso más preciado y el mercado tecnológico, consciente de ello, está desarrollando nuevas herramientas

Rafael Baeza - Técnico Especialista Principal de IFAPA La Mojonera

02 de agosto 2024 - 03:00

El crecimiento exponencial de la población humana en el último siglo y el consecuente incremento de la demanda de alimentos ha obligado a disponer de un sistema agrario altamente productivo. Esto ha generado una alta competencia por los recursos: agua, fertilizantes, suelo… En Almería no permanecemos al margen de esto y nuestros agricultores son conscientes de ello. Nuestra situación geográfica nos hace disponer de un clima ideal para la producción hortícola, en cambio, la disponibilidad de agua es claramente limitante.

En el sureste de España: Almería, sur de Granada somos expertos en sacar el máximo partido al agua, obteniendo productividades muy elevadas por cada m³ consumido en el riego gracias a tecnologías tan arraigadas como el riego por goteo o el enarenado. El propio cultivo en invernadero reduce la evapotranspiración del cultivo mejorando la eficiencia. Hemos incorporado autómatas programadores del riego que facilitan la gestión del mismo. La mejora genética nos ha permitido disponer de variedades altamente productivas, que también inciden en una mayor eficiencia en el uso de los recursos. Es decir, producimos muchos kilos de alimentos con cada litro de agua que utilizamos o, dicho de otro modo, gastamos muy poca agua para producir cada kilo de alimento.

Aunque ya somos muy eficientes, la carrera por la excelencia continúa. El agua es nuestro recurso más preciado y el mercado tecnológico, consciente de ello, está desarrollando nuevas herramientas con el objetivo de ahorrar agua. Los agricultores están recibiendo un auténtico bombardeo tecnológico para aumentar la eficiencia del riego. Recientes trabajos de riego a demanda empleando electrotensiómetros, desarrollados en el centro IFAPA La Mojonera, muestran como con el control de la humedad del suelo se pueden alcanzar eficiencias del riego durante el periodo de cultivo del 100% y productividades muy elevadas. En concreto se han obtenido productividades superiores a 50 kg/m³ en pepino, a 45 kg/m³ en calabacín, a 30 kg/m³ en tomate y a 25 kg/m³ en pimiento. Sin embargo, la utilización para riego de aguas salobres de baja calidad obliga a la realización de riegos de lavado al finalizar la campaña, con consumos de agua que pueden superar los 50 L/m².

Sin embargo, no debemos caer en el error de la autoalabanza y tenemos que ser realistas, nuestra eficiencia en el uso del agua es ya muy alta, no se podrá ser mucho más eficiente de lo que ya se es y, a pesar de eso, seguimos siendo deficitarios en recursos hídricos. De hecho, en ningún momento a lo largo de los 60 años de existencia de nuestra horticultura intensiva hemos reducido el consumo total de agua en la agricultura, fundamentalmente por el incremento del consumo total de agua derivado del crecimiento de la superficie cultivada. Incluso en comarcas como el Campo de Dalías, donde desde hace años la mayor parte de la superficie útil está ocupada por invernaderos, se ha seguido produciendo un incremento superficial.

Hemos sobrevivido gracias a nuestro acuíferos y paulatinamente hemos ido incorporando los nuevos recursos para garantizar la sostenibilidad del sistema: desaladora de Carboneras, aguas regeneradas en la vega de Almería, desaladora del Campo de Dalías... Sin embargo, algunas infraestructuras previstas vienen con retraso: ampliación de la desaladora del Campo de Dalías, desalobradora de la Balsa del sapo,…No conviene descuidarse. En nuestra contra tenemos otros factores que pueden reducir los recursos disponibles: efectos del cambio climático, sequías prolongadas, incremento de la duración de los ciclos de cultivo hacia el periodo estival, competencia con el uso urbano. Los planes de ordenación urbana en los principales municipios prevén un crecimiento de la superficie construida que previsiblemente demandará más agua…

Actualmente, los mercados están demandando productos obtenidos con un manejo respetuoso con el medio ambiente y han puesto el uso del agua en el punto de mira. En este contexto están apareciendo certificaciones de calidad, más o menos complejas, que garanticen un uso sostenible del recurso agua. Existen indicadores de uso del agua en la producción, la huella hídrica es un ejemplo, e indicadores del estado medioambiental de las aguas, tanto cualitativo como cuantitativo. La sostenibilidad medioambiental y la sostenibilidad agronómica son términos muy utilizados pero difíciles de cuantificar. Conviene ser muy cautelosos a la hora de definir los indicadores de estas certificaciones ya que definiciones imprecisas pueden confundir al consumidor y dificultar el trabajo de los agricultores.

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