María Miró: “Empezamos con el olivar ecológico cuando eso era de locos”
Entrevista a la gerente de 1948 Oleum
Ha recibido el premio de la Fundación Juan Ramón Guillén al “Joven agricultor” que patrocina la Caja Rural de Jaén.
María Miró Arias recibió hace poco más de un mes el premio de la Fundación Juan Ramón Guillén al “Joven agricultor” otorgado por la Caja Rural de Jaén, que falló un jurado de expertos compuesto por representantes de Ecovalia, la Corporación Tecnológica de Andalucía (CTA), y las universidades de Jaén y Granada. La premiada y objeto de esta entrevista es doctora en veterinaria e investigadora y ha optado por seguir con la tradición familiar explotando la finca de olivos Recacha, en la Lantejuela, cuyo aceite ha recibido cuatro premios internacionales en sólo dos años. Se trata de la primera edición de los premios que ha puesto en marcha la Fundación Juan Ramón Guillén para acercar el sector rural y el ámbito olivarero a la ciudadanía.
–¿Quién les animó a presentarse al premio de la Fundación Juan Ramón Guillén?
–Amigos del sector ecológico que conocían mi proyecto me propusieron que me presentara porque creían que se adaptaba a las bases del concurso. Siempre les estaré eternamente agradecida.
–¿Por qué cree que se han llevado el premio al "Joven agricultor"?
–Creo que nuestro proyecto “Écija: nuestra historia, nuestro aceite” comparte la misma filosofía que el premio al “Joven agricultor” de la Fundación Juan Ramón Guillén. Además de ser un proyecto empresarial, en el que los resultados económicos deben ser positivos, ya que es nuestra forma de vida, es un proyecto por y para el territorio. Queremos devolverle el orgullo al mundo rural, que levantemos la cabeza y digamos con voz firme: “Soy de pueblo, soy de campo”. Creo que se ha valorado también que, a pesar de que por mi formación como doctora en veterinaria todo apuntara a que debía ir al extranjero para continuar mi carrera de investigadora, decidí quedarme en mi tierra, en Écija, en Sevilla y apostar por la agricultura como profesión, gestionando el olivar ecológico familiar y apostando por el desarrollo de nuestra propia marca de aceite de oliva virgen extra ecológico: “1948 Óleum”, así como actividades de oleoturismo y de divulgación de la cultura del aceite.
–Van acumulando distintos premios, ¿cuál puede destacar?
–En tan sólo dos años desde que creamos nuestra marca “1948 Óleum”, hemos ganado dos medallas de oro en Ecotrama 2017 y dos de plata en Biol Italia y Olive Japan 2018. Además, en este mismo año he quedado segunda finalista en el concurso nacional “Desafío Mujer Rural” del Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades.
–¿Para qué les sirven estos galardones?
–En mi caso, los premios que consisten en un reconocimiento público son muy importantes para confirmarme que vamos por el buen camino y sirven como motor para continuar trabajando en pro de productos de calidad y aportando nuestro granito de arena al desarrollo rural del territorio. Con respecto al presente premio al “Joven agricultor”, que supone también una aportación económica, la gratificación es doble, ya que nos va a permitir también aumentar nuestro presupuesto inicial destinado a la I+D. Es un dinero con el que no contábamos y creemos que la mejor forma de agradecer el reconocimiento es devolviéndolo al sector del olivar, invirtiendo en un nuevo proyecto de cubiertas vegetales y mejora de las lindes.
–¿Cuál es el origen de la empresa?
–La empresa surge como la mejor alternativa para conseguir la conciliación familiar y laboral. Tengo dos hijas de 3 y 5 años y con mi trabajo anterior como veterinaria no me fue posible conseguir ese equilibrio. En principio me planteé una excedencia, pero mi familia me propuso la gestión del olivar ecológico familiar. Entonces, junto a mi marido Rafa, surgió además la idea de apostar por nuestra propia marca gourmet de AOVE ecológico
–¿Cómo describiría Recacha?
–Recacha son mis raíces, mi historia. Es la finca que fundó mi bisabuelo, hace cuatro generaciones.
–¿Recuerda la almazara originaria?
–A principios del siglo pasado, mi abuelo construyó el molino de Recacha en la propia finca y estuvo a pleno rendimiento hasta 1948, año en el que nació también mi padre, con el que tengo un vínculo muy especial. Es nuestra fecha fetiche, la que le da el nombre a nuestra marca. El molino estuvo en desuso muchos años más hasta que terminó en ruinas. Por desgracia, yo no llegué a conocerlo.
–¿Qué variedades cultivan y qué las caracteriza?
–Cultivamos Arbequina, que da un aceite dulce y afrutado y picual, más amarga y que pica.
–¿Por qué se deciden por la producción ecológica?
–El olivar es ecológico desde hace 25 años, cuando la agricultura ecológica era cosa de unos cuantos locos. Mi padre fue bien asesorado y decidió certificarse.
–¿Qué tiene de diferente la producción ecológica del olivar respecto a la convencional?
–Además de por filosofía, nos avala una certificación oficial. No podemos aplicar herbicidas, insecticidas, abonos ni demás tratamientos químicos que sí están permitidos en el olivar convencional. Nos comprometemos a velar por la sostenibilidad medioambiental y a garantizar al consumidor una trazabilidad absoluta de nuestras aceitunas y aceites. Tenemos que cumplir una estricta normativa y pasar al menos una inspección anual para poder renovar nuestro certificado de operador ecológico.
–¿Cuánto viene a ser su producción anual media?
–Depende mucho de la climatología, es un olivar de secano, por lo que estamos siempre mirando al cielo. En torno a unos 6.000 kilos de aceituna por hectárea.
–¿Cuántas hectáreas o cuántos árboles tienen?
–La finca familiar cuenta con 35 hectáreas de olivar y unos 7.000 olivos.
Rendimiento
–¿Cómo se está dando la campaña? ¿Qué previsiones tienen?
–Este año las lluvias han venido muy bien, por lo que, a pesar de que el rendimiento sea bajo y obtengamos menos cantidad, la calidad de nuestro aceite va a ser la protagonista de esta campaña.
–¿Cómo se ha producido el relevo generacional en la empresa?
Estoy muy orgullosa del dulce relevo generacional que estamos teniendo. Mis padres son todo un ejemplo a seguir. Sé por experiencias de amigos míos que no es fácil conseguir este relevo en la mayoría de las ocasiones; es un proceso complejo. Pero en mi caso, está siendo una experiencia preciosa, gracias a la confianza y apoyo de mis padres.
–¿Cómo está evolucionando el canal de venta on line?
–Es muy difícil posicionarse en internet en tan sólo dos años, pero estamos trabajando y aprendiendo en este tema. En ello estamos.
–¿Dónde venden sus aceites?
–Vendemos principalmente en Andalucía, Madrid, Tenerife y Menorca.
–Al ser un producto muy especializado ¿les afectan las fluctuaciones de precios tanto como a otros aceites?
–El mercado siempre manda, pero es cierto que no hemos notado mucho estas fluctuaciones.
–En cuanto a innovaciones, ¿qué están haciendo o tienen en proyecto?
–Estamos apostando por la formación del consumidor, enseñándole a identificar y valorar un AOVE de calidad. Con nuestro proyecto “Creando Sinergias”, estamos tratando de introducir el AOVE en el día a día del consumidor, colaborando con otros sectores, desde el turismo, la arqueología, los colegios o el deporte y darle ese protagonismo que tuvo en la época romana, cuando fue el motor económico en Astigi, la Écija romana. De ahí el nombre de la marca 1948 Óleum, que significa aceite en latín.
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