Rafael Leopoldo Aguilera

Miércoles de ceniza

Opinión

El día 14 de febrero comienza la Cuaresma, que nos llevará tras la semana de Pasión a la Semana Santa

13 de febrero 2018 - 02:33

Este miércoles día 14 de febrero, después del martes carnavalesco de piñata, nos llega la apócrifa festividad de San Valentín, que simboliza, especialmente, a nivel comercial y de hostelería, un momento personalísimo para testimoniar el amor en la pareja con cierto toque de sensualidad pasional. Pero sobre todo, el día 14 de febrero es el Miércoles de Ceniza, comenzando con este señalado día en la liturgia católica el periodo de la Cuaresma, que nos llevará tras la semana de Pasión a la Semana Santa y tras ésta a la Pascua de Resurrección.

Un periodo intenso en los Misterios de la Fe, a pesar del laicismo aconfesional impuesto a la sociedad española, que gracias a la religiosidad popular manifestada por las Hermandades y Cofradías de penitencia mantiene el espíritu católico durante estos 40 días y durante la Semana Santa al hacer realidad presente la pasión, muerte y resurrección del Hijo de Dios y del Hombre, Jesús de Nazaret. Miércoles de Ceniza como los viernes de Cuaresma y el Jueves y Viernes Santo, se nos recomienda a los creyentes el ayuno y la abstinencia, cuyos gestos de mortificación de los sentires deben de tener un sentido de caridad y solidaridad hacia al prójimo más necesitado.

Hace más de 40 años, en los templos con un aire trémulo iluminado con la tenue luz de los velorios de cera y el aroma a incienso, recibíamos con barroca unción de manos santas de un sacerdote revestido con los atributos eclesiales - recuerdo a José Amat Cortés, Juan López Martín y a los franciscanos del Convento de San Agustín-, la imposición de la ceniza en la frente haciéndonos la señal de la Santa Cruz con la penitencial expresión "Memento homo quia pulvis es et in pulverem reverteris", "recuerda hombre que polvo eres y en polvo te convertirás". La única verdad de la vida, fiel expresión de la iglesia que cree en la resurrección del cuerpo y el alma, aunque ahora se ha generalizado con rebajada solemnidad otra locución piadosa más laxa "Conviértete y cree en el Evangelio".

En este mundo de globalización mercantilista con marcadas influencias en la vida pública de agnosticismo y ateísmo, que pretenden desvirtuar la inmutable y eterna verdad histórica de la venida del Verbo de Dios a redimir a esta sociedad con el mensaje salvífico más importante a nivel humanístico cristiano y vital en este morado periodo cuaresmal: amarás a tu prójimo como a ti mismo.

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