El Festival 'Flamencos por la Guajira' reúne a un elenco de grandes artistas
El Auditorio Municipal Maestro Padilla se llenó el sábado por la noche con la ya tradicional gala anual de la Asociación Cultural que cuenta actualmente con más de 13.000 socios
El Festival Flamencos por la Guajira se ha convertido en una cita anual promovida por la asociación socio-cultural La Guajira, con el objetivo de recaudar fondos que le permitan continuar con su labor de promoción de la cultura en uno de los barrios más paradigmáticos de Almería, La Almedina.
El Maestro Padilla se llenó el sábado para ver el que a buen seguro ha sido el cartel más ambicioso de este evento, encabezado por la bailaora de fama internacional, La Lupi, además de dos bailaoras de la casa, Ana Alonso e Isabel Ramírez, desarrollado con la colaboración del Área de Cultura, Educación y Tradiciones del Ayuntamiento de Almería, y con patrocinio de Fundación Unicaja y Estrella de Levante.
Las encargadas de abrir la velada, tras la presentación de Jesús Gómez, de La Guajira, que excusó a Pepe Céspedes que declinó participar en la gala como tenía previsto por su cercanía con la familia de Gabriel Cruz, fueron Ana Alonso e Isabel Ramírez, que estuvieron acompañadas por el cante de Cristo Heredia y Edu García, la guitarra de Antonio Luis López y la percusión de Moisés Santiago, para completar el cuadro almeriense.
Con tonás a nudillos comenzó su actuación donde no faltaron tangos, una ronda de alegrías sin baile y unas malagueñas y tangos de Málaga, dedicados a la propia Lupi. Y es que Ana Alonso ha sido una de las alumnas más aventajadas de la academia de la bailaora malagueña, a la que acompañó durante cinco años y con la que visitó festivales y teatros de dentro y fuera de España.
Después, La Lupi devolvería la dedicatoria, no sin antes dar una lección magistral del baile con mantón, donde no faltó el color morado identificativo de la provincia andaluza. Acompañada al cante de Manuel Tañé y José "El Pechuguita" y la guitarra de Curro de María, La Lupi bailaría por vidalitas, por tangos y soleá por bulerías para terminar.
Tampoco faltó una ronda de fandangos de los cantaores y los incontables 'oles' de un público que acabó rendido a la cercanía de un espectáculo que evocó el encanto barrial con 'ropa tendía', vecinos del arte. Fue una noche mágica de buen flamenco, donde los artistas lo pasaron muy bien y el público todavía mejor.
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